Hay una presencia muy alta de problemas del sueño entre la población general. Afecta entre un 30-35% de la población adulta. Se presenta más en las mujeres, en personas de edad avanzada y en personas con problemas psiquiátricos.
Existe una amplia variedad de problemas. Unos se relacionan con el déficit de sueño (insomnio), mientras que otros con un exceso (somnolencia excesiva). Hay que se deben a problemas en los ritmos de su-vigilia y otros por disfunciones que se producen mientras dormimos, como por ejemplo, sonambulismo, terrores nocturnos o bruxismo.
Se tiene que decir que el insomnio es siempre síntoma/firme de otro problema principal, y, es por este motivo que es esencial ir a las causas, en su origen del insomnio, para poner solución.
Los trastornos del sueño tienen un importante impacto en la vida personal, social y laboral de quien los sufre.
Los síntomas específicos de los trastornos del sueño pueden variar según el tipo de trastorno que afecte una persona. Sin embargo, algunos síntomas comunes que pueden indicar la presencia de un trastorno del sueño incluyen:
Es importante tener en cuenta que los síntomas pueden variar según la persona y el tipo específico de trastorno del sueño que sea presente. Si experimentas varios de estos síntomas de manera persistente y afectan tu vida diaria, te recomendamos buscar la evaluación de un especialista en el sueño para un diagnóstico adecuado y el inicio del tratamiento apropiado.
Los trastornos del sueño pueden tener varias causas, como el estrés, problemas de salud física o mental, cambios en los patrones de trabajo, medicamentos o factores ambientales. El diagnóstico y tratamiento adecuados son esenciales para abordar estos trastornos y mejorar la calidad del sueño y la calidad de vida en general. Si alguien sospecha que tiene un trastorno del sueño, es recomendable que consulte a un médico o especialista en sueños para una evaluación y un plan de tratamiento adecuado.
El insomnio transitorio y de corta duración afecta a las personas sanas que acostumbran a dormir bien, las posibles causas son:
Hay un tipo de insomnio que es más preocupante por su larga duración, más de tres semanas, el cual requerirá la intervención de un profesional.
Los factores causantes de este tipo de insomnio son múltiples y variados, entre estos:
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Existen muchos tipos de trastornos del sueño, algunos de los más comunes incluyen:
Dificultad para coger el sueño, permanecer dormido o tener un sueño reparador, lo cual resulta en somnolencia y fatiga diurna. Predominante insatisfacción por la cantidad o calidad de sueño, asociada a uno o más de los siguientes síntomas:
El insomnio o la mala calidad de sueño tienen repercusiones importantes en el día a día de la persona:
La apnea del sueño es un trastorno del sueño caracterizado por pausas en la respiración durante el sueño a causa del colapso de las vías respiratorias. Esto puede llevar a despertars frecuentes durante la noche y una sensación de cansancio durante el día.
La apnea del sueño puede afectar tan adultos como niños, pero es más común en adultos, especialmente en hombres mayores de 40 años y personas con sobrepeso.
Existen tres tipos principales de apnea del sueño:
Un trastorno neurológico que provoca somnolencia excesiva durante el día y ataques de su repentinos e irresistibles. Es un trastorno crónico del sueño que se caracteriza porque en un solo día se presentan de forma recurrente periodos en que hay una necesidad irrefrenable de dormir. Estos episodios se producen al menos tres veces por semana en un periodo de tres meses.
Se caracteriza por la presencia de al menos uno de los siguientes síntomas:
De inicio en la infancia, adolescencia o en la juventud, raramente se inicia en adultos mayores de 35 años. El carácter crónico de esta enfermedad, implica que se convive con ella toda la vida. Intervenciones como el mantenimiento de un horario regular mejoran su sintomatología.
Implican alteraciones en el reloj biológico interno, lo cual puede llevar a problemas para coger el sueño y despertar en los momentos adecuados.
Son trastornos que provocan experiencias de miedo intenso o ansiedad durante el sueño.
Son experiencias intensas y perturbadoras que ocurren durante el sueño, pero son diferentes en sus características y como afectan la persona.
Las pesadillas son sueños vívidos y aterradores que provocan emociones negativas intensas, como miedo, ansiedad, tristeza o desesperación. Estos sueños suelen ocurrir durante la fase del sueño llamada «sueño REM» (Movimiento Rápido de los Ojos), que es una etapa del sueño en la cual ocurren la mayoría de los sueños. Las pesadillas suelen recordarse con detalle al despertar y pueden provocar malestar emocional y dificultad para volver a dormir. Cualquier persona puede tener pesadillas ocasionalmente, especialmente en situaciones estresantes o después de ver películas o leer libros inquietantes. Sin embargo, cuando las pesadillas son recurrentes y afectan la calidad del sueño y el bienestar, pueden ser un síntoma de un trastorno del sueño o de problemas de salud mental.
Los terrores nocturnos, también conocidos como terror nocturno, son episodios de miedo intenso que ocurren durante el sueño profundo, en la primera mitad de la noche, durante la etapa del sueño conocida como «sueño de olas lentas». A diferencia de las pesadillas, los terrores nocturnos suelen provocar una reacción física más dramática, como gritar, sudar, aceleración del ritmo cardíaco y movimientos bruscos. Además, la persona que experimenta un terror nocturno generalmente no tiene recuerdos claros del acontecimiento al despertar, o solo recuerda fragmentos desorganizados. Esto puede hacer que sea difícil consolar a la persona afectada durante el episodio. Los terrores nocturnos son más comunes en niños, pero también pueden afectar adultos, especialmente si experimentan estrés o privación de sueño.
Se caracteriza por una sensación incómoda y urgente de mover las piernas, lo cual interfiere con el sueño.
El síndrome de piernas inquietas (SPI), también conocido como síndrome de Willis-Ekbom, es un trastorno neurológico que provoca una sensación incómoda en las piernas, generalmente en reposo, y un impulso irresistible de moverlas para aliviar esta sensación. Esta condición suele ocurrir principalmente en las horas de la tarde y noche, lo cual puede dificultar coger el sueño y afectar la calidad del sueño en general.
Los síntomas típicos del síndrome de piernas inquietas incluyen:
Sensación de hormigueo, picó, ardor o tirones en las piernas, especialmente cuando están en reposo, como al estar sentado o acostado. Necesidad de mover las piernas para aliviar la sensación incómoda, lo cual proporciona una sensación temporal de alivio.
Los síntomas generalmente empeoran durante la noche, lo cual puede dificultar coger el sueño o mantenerse dormido. En algunos casos, el síndrome de piernas inquietas también puede afectar los brazos y otras partes del cuerpo, aunque es menos común.
Es un problema de exceso de sueño, que normalmente aparece de los 17 y los 24 años. La duración media del su nocturno es de unas nueve horas y media, pero en los casos más extremos se ha llegado a episodios de 20 horas. La persona asegura tener mucho sueño a pesar de haber dormido durante al menos siete horas en el periodo principal y puede presentar uno o más de los siguientes síntomas:
Los episodios de sueño excesivo se producen al menos tres golpes en la semana durante un mínimo de tres meses, y se acompañan de malestar significativo o deterioro en las áreas cognitiva, social y laboral, así como en otras áreas importantes por el funcionamiento del día a día.
Episodios repetidos que implican el acto de levantarse de la cama y andar por la casa en pleno sueño. Suele aparecer durante el primer tercio del periodo de sueño mayor. Durante este periodo el individuo suele mantener la mirada fija y perdida, se muestra areactiu a los intentos de los otros para mantener un diálogo con él y solo puede despertarse a base de grandes esfuerzos por parte de los otros. Cuando la persona se despierta no suele recordar nada del episodio, recobra todas sus facultades y no muestra afectación de ningún tipo.
El sonambulismo se manifiesta por la aparición de episodios recurrentes durante el primer tercio del sueño, en etapas del su profundo (fase NREM). Se manifiesta a través de las conductas automáticas que ejecuta la persona. Conductas que pueden ser simples, como estirar la ropa de la cama, o más complejas, como vestirse, deambular por casa o jugar.
Durante el episodio de sonambulismo, la persona suele mantener la mirada fija y perdida y no reacciona a los intentos de los otros para mantener un diálogo con él. Si se lo despierta, la persona se muestra confundida, desorientada y no recuerda nada. Una vez recuperada la conciencia, recobra todas sus facultades y no muestra afectación de ningún tipo.
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